Señor, ¿Por qué eres castigado siendo inocente? ¿Por qué has de cargar con nuestras culpas?
Señor, fuiste despojado de tus vestiduras, atado a una Columna y flagelado.
Pasaste por el suplicio del gran dolor por el bien de los hombres y el perdón de nuestros pecados.
Ten piedad de todos nosotros, Tú que eres fuente de todo amor. Transmítenos la fuerza necesaria para liberarnos de las amarras.
Cúranos de todas nuestras heridas, y sé siempre nuestra salvaguarda de Esperanza.
No pases de largo Señor, sin consolarnos con la abundancia de tu gracia.
Átanos, Señor, contigo con lazos de amor a la Columna sólida de la voluntad del Padre.
¡Oh Columna soberana!, labrada con la Sangre del hijo de Dios, libremente derramada para hacer a los hombres FUERTES en el templo del Dios vivo.
¡Oh Jesús! Columna en la que se sostiene todo el mundo, vístenos de tu fortaleza.
Porque contigo Señor, encontraremos la ESPERANZA en el futuro.
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Amén
Como conclusión este año especialmente nos unimos al Papa Francisco debido a la pandemia viral que sufre el mundo con esta oración especialmente dirigida a nuestra Virgen de la Esperanza:
“Oh María, en la advocación de la Virgen de la Esperanza,
Tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y esperanza.
Nosotros nos encomendamos a Ti, salud de los enfermos, que ante la Cruz fuiste asociada al dolor de Jesús manteniendo firme tu fe.
Tú, Salvación de todos los pueblos, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda regresar la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.
Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacerlo que nos dirá Jesús, que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos. Y ha tomado sobre sí nuestros dolores para llevarnos, a través de la Cruz, al gozo de la Resurrección.
Amén.
Bajo tu protección, buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies las súplicas de los que estamos en la prueba y líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita!