⚓️?20 de MARZO: SEGUNDO DÍA DE TRIDUO EN HONOR A NUESTRO PADRE JESÚS EN LA COLUMNA ?⚓️

Señor, ¿Cómo podré contemplarte con serenidad en este momento de la flagelación?

Entra Señor en nuestro hogar y bendice a cada uno de nosotros, haz que disfrutemos de tu Paz redentora.

Señor en la Columna, aléjanos con tu dulce mirada de todo cuanto pueda perjudicarnos y tráenos serenidad a nuestras vidas.

Derrama tu preciosísima Sangre en todas nuestras almas para que podamos comer el Pan que Tú nos das, sin amargura.

Señor en la Columna, remedia nuestras necesidades, que tus ojos vean nuestras penas y nos des el consuelo necesario para superarlas.

Ayúdanos a buscarte siempre, porque Tú Señor, buscas al necesitado.

Que tus oídos escuchen nuestras suplicas y nos des luz, siendo faro y guía hacia Dios Padre.

No apartes tu sereno rostro de nosotros, en especial de nuestros jóvenes, porque necesitamos de tu inmenso y profundo AMOR.

DIOS Y SEÑOR MÍO, OMNIPOTENTE, ETERNO E INFINITO, QUE POR AMOR TE HICISTE HOMBRE PARA REDIMIRTE CON TU SANGRE, PROTÉGENOS.

Te lo pedimos Señor por intersección de Nuestra Madre de la Esperanza.

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.

Dios te salve.

A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Amén

Como conclusión este año especialmente nos unimos al Papa Francisco por la pandemia viral que azota al mundo con esta oración especialmente dirigida a nuestra Virgen de la Esperanza:

“Oh María, en la advocación de la Virgen de la Esperanza
Tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y esperanza.
Nosotros nos encomendamos a Ti, salud de los enfermos, que ante la Cruz fuiste asociada al dolor de Jesús manteniendo firme tu fe.

Tú, Salvación de todos los pueblos, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda regresar la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.

Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacerlo que nos dirá Jesús, que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos. Y ha tomado sobre sí nuestros dolores para llevarnos, a través de la Cruz, al gozo de la Resurrección.

Amén.

Bajo tu protección, buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies las súplicas de los que estamos en la prueba y líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita!